¡HOLA amigos del mundo del caballo!

 

Como bien sabéis este espacio es mi diario personal ecuestre. Acá siempre comparto material que en lo personal encuentro de interés, así como vivencias a lomos de mis caballos, recomendaciones, historia y hasta decoración. Pero algunas veces hay cosas un poco “menos alegreS” y es el caso de la publicación de hoy. Y es que os quiero hablar de mi experiencia con la infosura de mi caballo Duque. Una historia triste pero que afortunadamente tiene un final feliz ;)

La infosura o laminitis es una grave enfermedad que espero nunca tengáis que batallar. Y aunque carezco del conocimiento clínico si os quisiera hablar de mi experiencia personal así como explicar brevemente en que consiste y cómo podéis disminuir las probabilidades de que os ocurra alguna vez. Muchos caballos que desarrollan laminitis pueden tener una recuperación sin complicaciones y llegar a tener una vida útil larga. Pero desgraciadamente, otros llegan a padecer una laminitis mucho más grave, con daños irreparables que hacen que se opte por el sacrificio humanitario. Yo he estado a punto de tener que llegar a esto último por desgracia…

 

La laminitis es la consecuencia de la interrupción del flujo de sangre hacia las láminas del casco. Esta interrupción puede ser constante, intermitente o en un periodo de tiempo corto. En casos graves, el hueso y la pared del casco pueden llegar a separarse. En estas situaciones, el tejuelo puede rotar dentro del casco, siendo desplazado hacia abajo, e incluso puede penetrar la suela del casco como le ocurrió a mi caballo Duque.

 

Son muchas las causas que pueden producir laminitis y aunque es una enfermedad que afecta al pie del caballo, el factor desencadenante suele ser una alteración en otra parte del cuerpo. Algunas de las principales causas pueden ser:

 

  • Trastornos digestivos como cambio de dieta o exceso de grano.
  • Cólico.
  • Beber agua muy fría de golpe.
  • Acceso repentino a grandes cantidades de hierba fresco sin el periodo de adaptación recomendado.
  • Uso prolongado de corticoides.
  • Enfermedad que cause fiebre alta o problemas de metabolismo.
  • Sobrecarga de peso en una extremidad debido a una lesión en otra extremidad.
  • Retención de la placenta de la yegua después del parto.

Sin duda una de las principales causas de laminitis es la alimentación a la que tan sensibles son los caballos. En concreto, para mi, un tema critico es en general el exceso de hidratos de carbono, como el almidón, el cual se da en exceso en la hierba en primavera, así como en algunos tipos de pienso. Por ello a todos aquellos caballos que ya han padecido una laminitis o aquellos que son propensos a padecerla recomendaría usar piensos libres de cereales y muy bajos en almidón como por ejemplo de la marca de piensos St. Hippolyt que ademas son 100% naturales. 

 

Como podéis ver, hay maneras de reducir las probabilidades de que nuestros caballos sufran de una infosura, pero os puede ocurrir como a mí y es que nadie me dijo (nisiquiera en los informes veterinarios pre compra) que mi caballo había padecido esta terrible enfermedad. Supongo que di con un equipo tremendamente incompetente…

 

Todo comenzó pocos meses después que Carlos me regalara a mi caballo Duque como sorpresa en nuestra boda. Me encontraba dando un paseo en pista cuando de pronto el caballo hizo un mal gesto con una de sus manos para segundos después detenerse y alzar dicha mano del suelo. Al ser una pista en condiciones, me sorprendió que repentinamente hubiese sufrido un dolor tan terrible y que ni siquiera pudiese apoyar la mano para llegar al box.

 

Pocas horas después, tras la inspección del veterinario, me di cuenta que había sido un pequeño roce con una piedra que aunque para otro caballo hubiese sido algo normal, para Duque representaba un dolor gravísimo. Pero ¿porqué? Pues porque en algún momento de su vida, Duque había sufrido una terrible infosura que lo convertía en un caballo prácticamente inválido. Lo peor de todo es que su dueña no lo sabía.

 

El veterinario me dijo que su grado de rotación era de 11,6 grados y que normalmente los caballos se sacrificaban cuando tenían ese nivel de lesión. Me recomendó que lo sacrificara dado a su grave estado pero yo no quise tomar esta decisión hasta darle una segunda oportunidad. Era todo taaaan triste….

 

Para esa época yo estaba cambiando de Club y recién acababa de conocer a mi profesor actual, que por cierto fue quien anticipó que Duque podría haber sufrido una infosura antes que lo viera el veterinario. Juntos decidimos buscar soluciones y mejorar la calidad de vida de Duque en la manera de mis posibilidades. Comencé comprando unas alfombras de goma para tapizar su box y duplicando su cantidad de viruta para amortiguar el suelo lo máximo posible. Estuvimos meses paseándolo de la mano y posteriormente trabajándolo suave a la cuerda. Comencé a montarle por periodos cortos de tiempo y durante meses estuvimos batallando entre recaídas y mejorías.

 

Tuve la suerte de estar en un Club donde la pista había sido cambiada recientemente y aunque estaba en pésimas condiciones para un caballo normal (la tierra que usaron era excesivamente blanda) para Duque era perfecta. Era como trabajar sobre una enorme almohada…

 

Tuvimos unos meses buenos, pude disfrutarle y hasta participar en algún concurso social. Con él comencé a descubrir el maravilloso mundo de la doma…

Pero al tiempo me di cuenta que Duque no podía continuar un ritmo de trabajo normal, era forzarlo constantemente más allá de su capacidad. Por ello decidimos retirarlo al campo y darle una vida en libertad.

Nuestra despedida fue de las cosas más especiales que he vivido junto a un caballo. Es como si supiera que le estábamos ofreciendo una nueva oportunidad…

Al principio estuvo tirado en el suelo durante mucho tiempo, levantándose exclusivamente para caminar y comer. El caballo estaba mal, realmente mal.

 

En este punto pensé que tendría que sacrificarlo, pero de pronto ocurrió un milagro y comenzamos a notarle mejor, era una segunda-segunda oportunidad…  Lo que sucedía es que era primavera y la constante lluvia mantenía el terreno blando y esto le aliviaba el dolor. El caballo comenzó a resurgir y se le veía hasta galopar. Era un respiro entre tanta tragedia…

Pero a medida que dejaba de llover y el terreno endurecía, empeoraba y comenzaba a cojear de nuevo. Por ello decidimos contactar a un herrador para que le hiciera un herraje especial, una especie de bota que le protegiera el casco entero por debajo. Y con esta obra de arte es que Duque ha podido sobrevivir todos estos años…

Pero no sólo con eso y es que hay que vigilarle mucho pues cuando se encuentra bien comienza a galopar en exceso y pierde alguna herradura. Al perderla vuelve a resentirse y tenemos que llevarle otra vez a la cuadra para que se recupere. Al recuperarse vuelve a estar en libertad y así vamos jugando con su condición.

 

También es importante vigilar que su casco respire y que la herradura no retenga excesiva humedad en el interior del casco. También hemos notado que al pisar terreno blando o encharcado, éste actúa como una especie de “chupón” que hace que pierda la herradura con más facilidad. Por ello es un caballo que requiere cuidados constantes y que no se le puede desatender un solo minuto.

 

De momento me reconforta saber que no sufre y que cuando está adolorido, cuenta con unas instalaciones donde aliviar su molestia hasta que puede volver a salir a la libertad. Tiene una vida bonita llena de muchos mimos y cuidados, sinceramente creo que es un caballo feliz. Pero eso sí, nadie puede negar que en su momento, cuando tuvo aquella terrible infosura, debió haber sufrido mucho, muchoooooo…

 

Hoy es mi caballo de ruta y tengo la suerte de disfrutar de él cuando voy a Extremadura. Sin forzarle mucho, podemos dar paseos ocasionales y hasta un buen chapuzón en el pantano de Borbollón…

Hoy estoy feliz de que siga formando parte de mi familia. Nunca pierde el gesto de ser el primero en venir a saludar, es como si supiera que se le ha regalado una segunda oportunidad para vivir. Yo no puedo estar más agradecida con el equipo que cuida de él y que lo vigila constantemente ¡Gracias Hugo, Jesús Carlos, Rafa y Nina! ¡Duque y yo os debemos tanto!

Espero nunca tengáis que batallar con algo así. Afortunadamente hemos corrido con la suerte de sacar a Duque adelante y darle una nueva oportunidad para disfrutar de la vida. Es mi caballo, lo adoro y haría todo por él…

 

¡¡¡Nos vemos de nuevo en dos semanas!!!!

 

¡¡¡Os mando mil besos!!!

 

Créditos:

Fotos: Alberto Hernández y Jorge Domingo

 

22 junio 2018 — Astrid Klisans
Etiquetas: ASTRID KLISANS